Anónimo
Siglo XVIII
Óleo sobre metal; marco en plata con apliques sobredorados.
La autoría de esta Inmaculada Concepción, al tratarse de una obra sobre lámina de cobre es probable que haya salido de algún taller europeo, de donde se remitieron numerosas obras sobre este soporte, dada la facilidad de su transporte. Estas obras además, por lo general eran enmarcadas en suntuosos marcos venecianos (cristal de roca y herrajes de bronce), en plata o con apliques de otros materiales preciosos. En muchos casos también fueron utilizados como puertas de sagrarios, como sucedió en la Catedral de Bogotá, siendo reemplazados paulatinamente por sagrarios en bronce o por las difíciles condiciones de seguridad ante la ausencia de rejas, sobre todo en las capillas laterales.
En la imagen, observamos una iconografía inmaculista plenamente consolidada como la conocemos hoy, con sus ropajes blancos y azules, precedidos por un destellante fondo dorado. En parte interior del orbe, el artista representó la escena de Adán y Eva que dio origen al pecado original y que al mismo tiempo alude a la pureza de maría quien nace sin mancha alguna, llegándose a considerar la segunda Eva. Al mismo tiempo, encima del orbe se observa la serpiente con la manzana, siendo aplastada por la Virgen y la media luna, en referencia a la visión apocalíptica de San Juan quien observa a una mujer coronada por doce estrellas símbolo de las tribus de Israel y una luna creciente bajo sus pies. Rodeando a la Virgen encontramos una serie de ángeles y querubines, donde uno de ellos sostiene una vara de azucenas, remitiéndonos a la variada iconografía dada por las Letanías Lauretanas.
La devoción hacia la Inmaculada Concepción fue muy fuerte tanto en España como en sus colonias. En Bogotá su fiesta tuvo gran trascendencia, contando con importantes cofradías en la Catedral, bajo cuya protección está consagrada, y en la iglesia de San Francisco, donde al día de hoy se conserva un impresionante camarín dedicado a esta advocación. Así mismo, es bien conocida la Corona de los Andes (Hoy Museo Metropolitano de Nueva York) cuya propiedad estuvo bajo la cofradía de Nuestra Señora de la Asunción de la Catedral de Popayán.
No obstante, a pesar de esta gran devoción, el dogma de la Inmaculada se vino a establecer solo hasta 1854 por el papa Pio IX mediante la bula Ineffabilis Deus, que como curiosidad, fue firmada con una pluma regalada por la Casa de Francia, hoy conservada en el Tesoro de la Catedral de Bogotá, a donde fue legada por Monseñor Ricardo Sanz de Samper en 1954 junto con un gran número de relicarios.
Anónimo
Siglo XVIII
Óleo sobre metal; marco en plata con apliques sobredorados.
Campus Norte:
PBX (571) 439 98 55 – Ext 2021
biblioteca@unicervantes.edu.co
Calle 209 No 104 -15 vía Arrayanes
Bogotá, Colombia.
Sede Mocoa
Edificio Marillac, calle 7 No 6 – 13
biblioteca@unicervantes.edu.co
Tel. 312 360 0512
Mocoa – Putumayo
Campus Norte:
PBX (571) 439 98 55 – Ext 2021
biblioteca@unicervantes.edu.co
Calle 209 No 104 -15 vía Arrayanes
Bogotá, Colombia.
Sede Mocoa
Edificio Marillac, calle 7 No 6 – 13
biblioteca@unicervantes.edu.co
Tel. 312 360 0512
Mocoa – Putumayo